Leyendo Ponganse sus Botitas, el divertido blog al que todos nos hemos hecho adictos, encuentro que a Violeta le preocupa con singularidad explicarnos a todos, su amable publico, las múltiples finalidades productivas de su que hacer académico.
Eso me ha hecho pensar inevitablemente en mi propia profesión. Los artistas -como los lingüistas- siempre hemos sido cuestionados a la hora de validar nuestras actividades. Sobre todo, se nos ha acusado de producir bienes inútiles que solo satisfacen el ego de los poderosos. También se nos ha acusado de ser una de las actividades humanas en las que la relación costo-producción-plusvalía es absolutamente arbitraria, y que nuevamente, solo responde a la satisfacción de egos.
La lista de defectos como engranes de la maquinaria en la producción capitalista podrían ser incontablas. Luego le sumamos las dinámicas perversas de los mercados del arte y nos ponemos a llorar.
Esto sin duda es verdad, pero la manera en que el capital transforma nuestra chamba en chatarra esta fuera de nuestro alcance. Nos importa, pero no lo podemos cambiar.
Lo que podríamos argumentar es que el ARTE es una actividad, mucho, pero mucho mas vieja que el capital. El arte existe desde el modelo de sociedad paleolítico pre agricultura y con ello anterior al concepto de propiedad privada.
Volviendo a la "utilidad" de esta actividad, creo que desde el paleolítico a la fecha, el arte sigue teniendo la misma función social. El artista es el que VE.
Por eso sus productos pueden ir desde rituales hasta objetos, en realidad, el artista no es un "creador", sino un "vislumbrador". Es una lampara para el mundo que le indica a la comunidad que hay que mirar ciertas cosas.Por ello el poeta del color Paul Klee nos dice que "el arte hace visible lo invisible".
Mi profesión es sagrada. El arte supera al capital porque el arte no trata de pelear, sino ilumina. El artista dice: quiero ser un guerrero (Hirschhorn).
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