los montajes de las expos tienen una vibra muy especial. Uno se agota. Pero se llena. Es un intercambio. Toda la energía emocional se coloca en blanquear las paredes, diseñar la curaduría, quitar y poner taquetes, clavos, pijas, ménsulas... asegurarse de las distancias, los espacios, la horizontalidad... el flexometro, el nivel, el taladro y la escalera.
Todas las emociones y el miedo. Los nervios. Pero uno también recibe... es como si las piezas se separaran por fin de uno mismo y comenzaran a devolverle al mundo algo que no se como nombrar pero que facilmente se podría llamar magia.
El arte es poderoso. Es fundamentalmente curativo. En realidad, no creo que los artistas seamos curanderos... es el arte, per se, el que tiene la capacidad de sanar... y empieza por sanar al creador.
Estoy exhausta, la expo es el viernes.
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