lunes, 11 de febrero de 2008

El cilantro se convulsiona en la sartén:
histérico nadador del olivo quemado.

los ajos gritan como monjes extraviados en el metro

La salsa ha caído del cielo
para cubrirlo todo con su color a sangre
con su textura de sangre
su olor a sangre

El infierno quema los vapores
de la olla express que revienta de amor,
la estufa ha dejado de ser casa:
el gas sale de los intestinos terrenales
hacia la boca del horno
y quema

también esta la pasta
la pasta que se ahoga - abrazada a sus propias fibras.

caen los langostinos
caen las alcaparras

todos lloran -en el restaurant

2 comentarios:

Ana Jácome dijo...

Bueno!
La olla expres revienta de amor, me encanta!

Andrea Catalina Cabrera dijo...

Ahora veo la inspiración ya sea del libro de Diana Kennedy o de la comida misma, que cobra expresiones humanas. El cilantro vive y muere y hasta tiene angustia existencial mientras se fríen. Saludos, me gustó mucho el poema.