Todos sabemos que la mejor manera de conocer la cultura e identidad propias es viajando, pues mediante la comparación podemos establecer parámetros. Eso es obvio. Por eso nos gusta tanto salir del país. Yo conozco muy pocos lugares del planeta pero me he subido unas cuantas veces al avión y he podido reconocer algunas particularidades que me hacen amar México. Y otras que me hacen avergonzarme.
Estando "del otro lado" hay algo particularmente ínfimo que me deprime continuamente: los baños. Acabo de estar por allá y el día que me baje del avión -después claro de pasar por los humillantes maltratos del policía de migración- decidí salir a caminar por la ciudad X y disfrutar del maravilloso clima veraniego. A las pocas horas de la caminata comencé a sentir las consecuencias del litro y medio de agua que me acababa de beber. Una suerte de angustia me recorría... a donde entrar? que decir? me moría de la pena y pase varias cuadras sin animarme a entrar a ningún negocio por la pena de que al segundo me pusieran una cara fatal y me dijeran que el baño era de uso exclusivo para los clientes y bla bla bla.
El caso es que cuando ya me estaba orinando, decidí entrar en un cafecito fashion onda la condesa y me acerque muerta de pena con la mesera. Can I use your bathroom?... para recibir a cambio una linda sonrisa y un Sure!
Ya en el baño lo recordé todo: en estados unidos la gente sabe que andarse meando por la calle es incomodo y sucio y lo mejor de todo: allá no importa si el lugar es fashion o pobre, si es un banco o una institución de apoyo a drogadictos, si esta en pleno ghetto o en medio de down town, TODOS LOS BAÑOS TIENEN PAPEL.
Si. Así de fácil. Uno no tiene que andar cargando paquetitos de kleenex ni buscando periódicos ni sometiéndose a la humillación de quedarse con la rajita de canela. Simple y sencillamente hay papel.
México en cambio, es un país cálido y bello en el que la mayoría de los lugares tienen letreros y ordenes de la gerencia de no permitir la entrada al baño (salve oh Samborns que has mantenido por generaciones la posibilidad de que miles y cientos de personas no enfermen de la vejiga!)... para descubrir, si te tomaste un refresco en la miserable fonda solo para que te dejaran entrar que no había papel y que el lavabo tiene jabón de trastes.
He pensado ampliamente alrededor de este tema buscando los motivos que llevan a nuestra cultura a la envidia por el uso de los servicios sanitarios y no encuentro ninguna explicación que no sea un grado extremo de Miseria Cultural. O sea, el papel es baratísimo y el agua que se gasta en un flush mas no va a cambiar en nada las economía del local. Es solo que no podemos dar, no somos generosos.
Que le ocurre al director de una institución educativa que decide que se generaran grandes ahorros si se le pone llave a los baños -UNAM- o si se omite la compra de papel -UAEM, UAM, Poli, etc. etc. etc.-. O sea, no es lo mismo que la misera actitud venga de la señora de la fonda (que suponemos es muy pobre y no tiene educacion) a que esa misma política provenga del rector de una universidad publica... O tal vez sí.
En el fondo, lo que nos demuestra es que sí, que sí es lo mismo la señora de la fonda que el rector, porque en el fondo esa no es una decisión de ninguno, sino un razgo cultural de miseria y de pobreza del alma.