martes, 30 de septiembre de 2008

Super heroes.

Superman, Spiderman, Batman... miles de hojas publicadas por Marvel, películas en decenas de versiones, series televisivas, cuentos cortos, dibujos, camisetas, posters... La colección de Nicolás es inmensa. Todo gira alrededor de estos super hombres cuya fuerza física a penas es comparable con su fuerza espiritual y su inteligencia. La vida de estos seres está llena de drama: siempre hay alguien a quien combatir y nunca se puede revelar la verdadera identidad.

Ese es el verdadero atractivo. Secretamente Nicolás siente que se parece a estas ficciones de la cultura popular. Se parece a ellos... siempre tiene a alguien a quien combatir: empezando por su madre y su hermana y terminando por el resto del mundo. Y no puede revelar su verdadera identidad. Esta atrapado en esos huesos, en los tics, en la timidez. Pero él sabe que él no es así: su cuerpo en realidad esconde a un superhombre dispuesto a salvar al planeta de toda esa bola de imbéciles que por alguna extraña razón se creen dueños de todo.

Nicolás escucha a Radiohead. Escucha a Interpol. Juega Xbox. No tiene Facebook. Se conecta al messenger pero casi nadie lo saluda. Tiene un par de amigos con los que va a tepoz de vez en cuando. Fuman ganya y beben y se preocupan porque sus padres no los descubran. No tiene novia pero cuando bebe mucho acaba fajandose con alguna de sus amigas. Nicolas tiene 17 años, pero se siente viejo.

Va a tocar Zemmoa en una fiesta. Nicolás y Josué tienen ahorrado algo de dinero de su beca PrepaSí. Compran un gotero. Josué derrama la increible cantidad de una, dos, tres, siete, trece ... trece .... trece gotas de ácido en la boca de Nicolás. La música se detiene. Superman. Spiderman. Batman.

Nunca más un niño tímido. El poder atrapa a Nicolás. Pasa las primeras veinte horas salivando sobre un sofá. Las alucinaciones táctiles, visuales y olfativas comienzan a ceder. Despierto ya, se da cuenta de sus super poderes. Toma su patineta y se desliza por edificios. De su pecho salen miles de pequeñas manitas que lo ayudan a trepar a donde sea. Los tics son gestos que hipnotizan a los enemigos. Combate a todos: destruye a Felipe Calderón, a los zetas, a los maras, avanza por el desierto de Arizona y derrite al Border Patrol. Acaba con George Bush con una mirada y deja en un profundo y eterno sueño a violadores y asesinos. Nicolás se ve a sí mismo como un torrente de ondas psicodélicas que envuelven el planeta con un arcoíris de justicia y sentido del humor.


Ahora lo sabe: Super Mario Bros está pendejo.


Epílogo.
De grande, Nicolás se inscribirá a un centro contra las adicciones y acabara con la última esperanza de la humanidad.

2 comentarios:

Violeta Vázquez-Rojas dijo...

Hola Larisa. Me gustó el cuentito. Ah, me recordó la playerita esa que nos "regalaron" en Playa para Grifos, te acuerdas? cuando nos robaron nuestra ropa y mejor nos la devolvieron con todo y una playerita de superhéroes que te querías poner y no te quedaba? A lo mejor era de Nicolás.

Violeta Vázquez-Rojas dijo...

Bueno, qué?? A trabajar!! Haga más posts, que este fin de semana me dejaste bien eriza!!