martes, 7 de octubre de 2008

Memoria y olvido

Esta semana escuche por la radio muchas versiones de la inolvidable cantaleta del "2 de octubre no se olvida"... que si la luz de bengala, que si los helicópteros, que si el batallón olimpia... en los periódicos aparecieron reseñas del nuevo libro de Pablo Gómez y nuevas entrevistas a la Poniatowska.

La memoria colectiva es un misterio. Por alguna extraña razón siempre lo que se queda en la memoria es lo doloroso. Este año fue el 40 aniversario de las revoluciones de 1968 y en todo el año yo solo he escuchado la cantaleta del 2 de octubre. Pero no he escuchado que nadie este interesado por revisitar la alegría del mayo francés, la potencia creativa de los provos y yippies, el sueño de Martin Luther King, la psicogeografía de los Situacionistas, los grafittis callejeros, los viajes en LSD...

Es lo mismo con el amor. Uno se acuerda con singular precisión de todas las veces que le han puesto el cuerno, de los truenes y de las lagrimas. Pero si tratamos de recordar los momentos chidos tenemos una biblioteca bastante reducida (si me acuerdo de todas las veces que me pusieron el cuerno, por qué no me puedo acordar de todas las veces que he tenido un orgasmo).

La historia de la humanidad es así; solo se registran los sucesos dramáticos: las guerras sobre todo. Quizá habría que repensar que esta manera de aproximarnos a la realidad es fundamentalmente agresiva, y que tal vez habria que plantear la posibilidad de una nueva historiografía global de la alegría. Una nueva memoria que atrajera mucho más la felicidad que la violencia. En esta nueva historiografía los recorridos nómadas tendrían mas relevancia que la conquista de América, se hablaría mas de las bibliotecas en los imperios que de los esclavos, se pondría un énfasis particular en las bacanales, fiestas y carnavales... las culturas desarrolladas serian las que tuvieran más satisfacción sexual y mejor comida y no las que han humillado con mas furia a otras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

como que ya hace tiempo que no hay un post nuevo, que tristeza, soy tu fan de corazon y me gustaria leer mas!!!

Martín Olvera dijo...

Hola

Tienes razón. Tenemos una tendencia increíble a recordar cosas malas. Dicen que para que no se vuelva a repetir. Pero recordar esas cosas no genera nada nuevo. Año con año es lo mismo.

Y eso que dices, de los orgasmos, sería un fabuloso ejercicio.

A veces, en mi casa, recuerdo cosas maravillosas, agradables, estupendas, magníficas... pero siempre, invariablemente, se atraviensan cosas terroríficas.

Saludos. Tu hermana Isadora fue mi maestra. Un saludo también.