martes, 24 de noviembre de 2009

cerrar

La ciudades medievales se cerraban a si mismas con murallas circulares que las protegían de los enemigos bárbaros. Esas ciudades tenian como centro la catedral y crecian como capas de cebolla alrededor de esa arquitectura espiritual. Eran urbanidades previas a la idea del Estado Nación. Las ciudades eran cada una un espacio comunitario autónomo.
Ahora las ciudades tienen muchos centros. Los centros historicos desde luego -ahi donde todavia yace, olvidada, la catedral; los centros de poder -que ya no estan en el centro geografico, sino que generan una especie de centro acotado (Los Pinos); los centros economicos (Santa Fe); los centros comerciales; los campus universitarios; los museos, teatros y bibliotecas... Frente al modelo de la cebolla aparece la ciudad global que se parece mas a una red llena de nodos.

Esa ciudad implosiona y explota al mismo tiempo. Abre redes y cierra fronteras.

Si la ciudad medieval tenia como corazon la catedral y sus habitantes se indentificaban como miembros de una misma comunidad, en la ciudad contemporanea que carece de un corazon -o mas bien tiene innumerables vasos sanguineos que al mismo tiempo bombean y distribuyen- los habitantes se sienten ajenos unos de otros. Su condición post-nacional los hace sentirse incómodos al compartir el mismo espacio. La construcción de la muralla no es para protegerse de lo exterior, sino para aislarse de lo interior, lo otro que habita en mi cuerpo.

Las bardas nos alejan de nosotros. Bardas entre casas. Bardas entre calles. Bardas entre barrios.
Cerrarse no para conocerse, sino para enloquecer.




3 comentarios:

Violeta Vázquez-Rojas dijo...

Hoy venía en la calle y me dio por cantar. Luego me acordé de que en esta ciudad no se canta en la calle. No sé porqué, pero simplemente no se hace. Tampoco se saluda "buenos días" a todos los que pasan, como se hace en un pueblo o incluso en una ciudad chiquita, como Pátzcuaro. Entonces me quedé pensando: ¿de dónde sacan su carácter las ciudades? ¿porqué Buenos Aires canta al aire libre y Nueva York no lo haría ni estando loco? -porque loco ya está, pero no es un loco que cante. ¿Porqué el DF oye música en los peseros, cosa que París ni pensarlo? ¿En qué momento conjuramos todos juntos el milagro de darle personalidad a las ciudades? ¿Quiénes lo hacen? ¿Somos los habitantes los que las hacemos como nosotros o son las ciudades las que hacen a sus habitantes?

Yo me acordé de que estaba en Nueva York y me callé y ya no canté nada.

Mutsk Len dijo...

Eso me recordó cuando en mis primeros días en la ciudad fui a Neza a visitar a mi amiga y le pedí que me llevara al centro y se rió media hora, yo tan acostumbrada a la idea de que un pueblo se funda al construir palacio municipal, templo y cancha de basquetbol, porque sin cancha de basquet ningún pueblo puede llamarse tal en Oaxaca

Larisa Escobedo dijo...

gracias lengueritas por sus historias... me hacen muy feliz!