Bueno, he regresado de merecidas vacaciones en la playa. Enramada, chelas, pescado a la talla, vodka, sol, cocos, risas (hartas), marecito, temazcal, hamacas, moscos, pulgas, perros, palmeras, cop-teles de camarón, tienda de campaña, calor, mezcalito, paseo en kayak, muchos piquetes, buenos amigos y mucho amor...
Todo bien, o sea.
El ultimo día Hermes nos invito a una boda en el pueblo. Estaba lleno de la pura clica o maras o cholos o lo que sea que sean esas manadas de adolescentes con el boxer de fuera y la gorra de ladito encima del paliacate. Hubo una de las mejores barbacoas que he comido en mi vida. Y uno de los peores pasteles. Era como de 16 pisos y estaba hecho de una mezcla saturada de manteca con azúcar. La novia era una chamaca medio putona y el novio era un quincea-ñero versión humana del típico perro de playa: flaco, desnutrido, con cara de lastima y buen pedo.
Nos fuimos del bodorrio con suficientes copas encima cuando llego la tira con armas largas a detener a unos cholillos que se estaban rompiendo la madre.
Ya en la playa, Hermes vino corriendo a decirnos que su compa había encontrado una tortuga Laud, que son esas gigantes que casi nunca salen y que están todavía en peligro. Fuimos a verla. Era ENOOOOOOORME. Mis brazos abiertos serán del tamaño de una de sus aletas.
Cuando llegamos la gente del campamento tortuguero ya estaba escarbando el hoyo para sacar los huevos y salvar a las tortugas, venían dos chavos y como 6 morras extranjeras que están en el campamento dos semanas para contribuir a la salvación del mundo y esas cosas.
Las morras eran belgas, coreanas, francesas y canadienses, y cual autenticas activistas ecologistas de vacacion, sacaron sus cámaras y empezaron a flashear histericamente a la tortuga parturienta. Lo importante era acomodarse sobre la tortuga, sonreír y poner un pie sobre su caparazón para mostrar la escala. Los gritos emocionados en múltiples idiomas, las risitas, los flashes otra vez.
Antes de que la tortuga terminara -toda confundida y mareada por los flashazos- nuestras queridas salvadoras del planeta revisaban en sus cámaras digitales de 8 megapixels en cual foto se veían mas lindas, pero sobre todo, mas extremas.
El colmo de la exotizacion.
Al final todo se trata de ego. Salvar a las tortugas. Nadar con los delfines. Ligar un lanchero. Es parte del kit playa tercermundista que se agrega a la lista con la que empecé este post.
Después del show nos fuimos a dormir ebrios y deprimidos.
Ojala la tortuga laud no vuelva a salir en estas playas.
Somos un país parque de diversiones.
(esta es una foto que me encontre en google, pero asi se sentia la onda "conservacionista")
3 comentarios:
ke onda kon lo de las tortugas pinche banda extrangera
supegge
les hubieran mentado la madre...digo.
No todas las "morras extranjeras que están en el campamento dos semanas para contribuir a la salvación del mundo y esas cosas" tienen el ego y afán de conseguir la mejor foto. Hay "morras extranjeras" como yo, a la que les importa mucho la salvación de especies y esas cosas como tu comentas en el post. Si no fuera por los voluntarios y por la gente que se cuida de ellas, ya se hubieran extinguido.
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